¡ VIVA EL BURRO VELOZ !
CRÓNICAS ASNALES
BREVE CRÓNICA
Asistentes: Dimas, su cuñao Antonio, Nano, Vidal, Pedrín, el Jefe y Carlos.
Qué ha pasado:
En el Bar de los Conejos (plaza de París), a las 14:45 h, comienza la gran comida de Navidad. Aquello está petado, no cabe ni un alfiler. El personal le da a la muela y al conejo como si no hubiera un mañana, el ruido es tremendo y el entrechocar de vasos llenos de sangría es un continuo.
En la mesa del fondo nos sienta el tabernero. La han reservado expresamente para nosotros, "los de los villancicos".
Los siete nos sentamos muy contentos y, tras pedir vino con casera, que es bebida popular y digestiva para asimilar las pringues de las salsas, atacamos sin piedad dos raciones de pollo frito y dos de conejo al ajillo que quitan el sentido. Pin pan, pin pan, pin pan, hasta que llegamos a los postres: un "pijama especial" que es un totum revolutum con helados, flanes, fresas, natas y algo más.
Con los cafeses y los licores (que si de hierbas, que si de orujo, que si coñaces, que si sin alcohol porque conducimos, etc.), arrancamos con los villancicos: a la guitarra, a la zambomba, a la pandereta y al tintineo de una cucharilla con un tubo de cristal. Cae de todo: Hacia Belén va una burra (nuestro himno oficial de Navidad), la Marimorena, Los peces en el río, Dime niño de quién eres (no nos queda claro de quién es). Después de los villancicos, más: Clavelitos, María la Portuguesa, Atención amigo conductor, El vino que tiene asunción, Por el puente de Aranda, etc. Dimas, acompañado sólo de la zambomba y con su poderosa voz, remata con unos villancicos de su tierra muy bonitos, con sabor a lumbre y olor a tomillo, los que cantaban cuando él era chico en el Hachazo.
Pagamos y nos vamos, porque este año no nos han invitado ni siquiera a una sidra. Nos da igual, porque nos lo hemos pasado como enanos con campanillas, pero todo hay que decirlo.
Acabamos con unos pelotis y una larga conversación en la Fuente Honda (en la antigua Ñ). Se nos pasa el tiempo sin sentir. Las cosas buenas fluyen a una velocidad increíble. ¡Viva el Burro Veloz!
Para acabar:
El Burro Veloz os desea una felices Navidades y un próspero año 2025, cargado de amor, marcha nórdica, felicidad y, si es posible, dinero.