viernes, 29 de diciembre de 2023

GRAN COMIDA DE NAVIDAD

   ¡ VIVA EL BURRO VELOZ !   

CRÓNICAS ASNALES

GRAN COMIDA DE NAVIDAD

BREVE CRÓNICA

Asistentes: Vidal, Nano, Dimas, el Peli, Juáncar, alias el Jefe, Pedrín y Carlos (siete burros en total)
Qué ha pasado:
A las 14:30 h del 29 de diciembre de 2023, para terminar el año y celebrar a nuestro modo la Navidad, damos inicio a una "conejada" en el famoso Bar de los Conejos de la plaza de París de Leganés. No parece que casen muy bien el conejo y el pollo al ajillo con el glamur de la Tour Eiffel y los Campos Elíseos de la capital de la France, pero qué más quisieran aquellas gentes estar hoy con nosotros comiendo en un lugar tan popular y acogedor.
El menú es sencillo: dos ensaladitas de lechuga, tomate, huevo duro y olivas; dos raciones de conejo y una de pollo (al ajillo todas ellas); vino de la casa (¡cómo raspa!) con casera (al gusto de cada quien); unos postres muy apañados: pastel de hojaldre y flan casero de queso; cafeses y chupitos generosos de orujo blanco (el mejor) y licor de hierbas (sabrá bien, pero el color es de pis y dicen que echan disolventes en su elaboración, ahora bien, la gente ya está advertida y que haga lo que quiera).
A continuación, sacamos la Marchela (guitarra), la zambomba de Dimas y unas panderetas, y comienza un rato de cantes populares, que ponen en pie al local entero. Y lo digo sin exagerar, tal cual ocurre y así os lo contamos.
Con entusiasmo, de viva voz, a pleno pulmón, atacamos canciones de nuestro repertorio: villancicos, como Hacia Belén va una burra, La Marimorena, El Tamborilero, Los peces en el río; canciones de tuna: Clavelitos; de Manolo Escobar: el Porompompero; jotas: Arriba, abajo o Por el puente de Aranda; de Dimas: la rumba Enamorao, enamorao; y más, la lista no tiene fin. Algunos comensales de otras mesas, que se han unido a nosotros, nos agradecen el rato. ¡Viva el Burro Veloz!
Seguimos la sobremesa en el Calígula de la calle Jeromín (ya sé que ahora no se llama así, pero ese nombre me gusta), degustando licores y dándole a la lengua, que alguno se la habrá llevado a casa acalambrada de tanto emplearla.
El Burro Veloz aprovecha para mandar su bendición urbi et orbi a todos sus conocidos y al resto de la humanidad, deseando a todos una feliz Nochevieja y un próspero 2024.
Carlos 
Cronista del Burro Veloz

sábado, 25 de noviembre de 2023

NOS VAMOS AL RETIRO

  ¡ VIVA EL BURRO VELOZ !   

FRESCAS CRÓNICAS ASNALES

LEGANÉS-RETIRO-LEGANÉS
(Provincia de Madrid)

BREVE CRÓNICA

Asistentes: Vidal, Nano, Dimas, Juáncar, alias el Jefe, y Carlos (cinco burros en total)
Recorrido y sucedidos:
A las ocho estamos puntuales en el hall de la estación de tren Leganés-Central. El personal se presenta aseado, creemos que con las mudas limpias y con los pasaportes para el viaje en regla.
El Cronista no mira el reloj en toda la mañana. No puede precisar un horario exacto, pero, antes de las nueve, entramos al parque del Retiro por la Puerta del Ángel Caído.
La primera vuelta, como se puede comprobar en la imagen de abajo, es por el perímetro exterior del Retiro, haciendo parada en todas las entradas a este encantador parque de Madrid. No sé cuántas hay porque no he echado la cuenta, pero bastantes. En alguna de ellas, los senderistas han recordado los tiempos en los que corrían en mítico Maratón de Madrid, cuya meta, tras patear los 42 km 195 m, estaba en el Paseo de Coches.
A continuación, Dimas, que es el guía oficial y oficioso de la salida, nos conduce por itinerarios internos del parque y visitamos lugares que algunos desconocíamos del todo, como la montaña del búnker antiaéreo, construido durante la Guerra Civil, o el Bosque del Recuerdo, levantado en memoria de los muertos en los tristes atentados del 11 de marzo de 2004.
Nos detenemos un rato en el monumento a Alfonso XII y comentamos algunos pormenores del monumento y del nefasto reinado de Alfonso XIII, bisabuelo del actual Felipe VI. Pero dejemos a los Borbones a un lado y prosigamos.
La temperatura, fresca pero sin viento, y la luz del otoño son impresionantes en esta mañana de noviembre. Las combinaciones de colores, bajo los rayos del sol madrileño, cautivan al observador y le invitan a recrearse en los matices.
En un breve descanso, algunos orinan en unos matorrales y Dimas nos da unos plátanos y unas mandarinas para que recuperemos las fuerzas.
Salimos por donde entramos y, por la Cuesta de Moyano, llegamos a la glorieta de Atocha y nos metemos en el bar El Brillante, donde nos comemos cada uno un bocata de calamares y una caña. ¡Sensacionales! Alguno, como vergonzoso, decía que con medio bocata tenía suficiente, pero ese ha sido el que, con gula indisimulada, primero se lo ha zampado, agradeciendo a los dioses haber caído en la tentación de comerse uno entero.
Volvemos en tren a Leganés. Son las doce y media aproximadamente. Antes de despedirnos, nos tomamos una botella de blanco verdejo en el Mirbes, frente a la piscina Olimpia. También nos sabe a gloria.
Y cada mochuelo a su olivo, a atender a la familia o a lo que sea, cada uno sabrá.
Como siempre, otra salida memorable del Burro Veloz.
Carlos 
Cronista del Burro Veloz

Itinerario de hoy por el Retiro
(Gentileza de Nano)

sábado, 4 de noviembre de 2023

TOLEDO-EL TAJO-TOLEDO

 ¡ VIVA EL BURRO VELOZ !   

NUEVAS CRÓNICAS ASNALES

TOLEDO-EL TAJO-TOLEDO
(Provincia de Toledo)

BREVE CRÓNICA

Asistentes: Paco Barranco, Vidal, Pedrín, Nano, Dimas, Venancio, Juáncar, alias el Jefe, y Carlos (ocho burros en total)
Recorrido y sucedidos:
Partimos de Leganés en los coches del Jefe y Pedrín a las 08:00 h. Carretera de Toledo para ir a Toledo. Pasamos al Señorío de Illescas a recoger a Paco a la puerta de su casa [sic]. ¡Ya estamos todos!
El Paco curra en Toledo, así que tenemos hoy un cicerone bolo medio-nativo, lo cual es un lujo. Sepan ustedes que a los de Toledo se los llama "bolos", para ellos no es un insulto. No nos referiremos al Paco como el medio-bolo, ¡ni como Miliki! como alguno pretende (Paco en el DNI reza como Miguel, pero a todos los efectos es Paco): lo mencionaremos sencillamente como Paco. Hechas estas aclaraciones imprescindibles, continuemos. 
Aparcamos a las afueras, donde Paco nos dice. Desayunamos como Dios manda en un bareto toledano y emprendemos la marcha por el río Tajo, al pie de la ciudad de Toledo. A cada paso, hay una vista magnífica de esta bellísima ciudad. No aburriremos al lector reiterando una y mil veces: ¡Qué maravillosa vista! 
El día nos respeta porque no nos llueve. El Jefe, gran consultador de todo tipos de apps y webs, afirma que tenemos una "ventana" hasta las 14:00 h. Y no se equivoca, menos mal.
Por la orilla o margen derecha del Tajo caminamos hasta el puente de los Inválidos, donde nos damos la vuelta. Vamos tranquilos, parando para contemplar el río, la ciudad, los pequeños detalles del camino. El consistorio bolo ha puesto unos avisos de peligro de caída de árboles a causa del viento, pero nos los pasamos por el forro de los vientos, y caminamos por la vereda del río sin miedo a nada ni a nadie. Otros caminantes hacen lo mismo que nosotros.
A pesar de las fechas, hoy es cuatro de noviembre, onomástica de los Carlos, el otoño sólo se intuye, sus señas habituales se muestran con timidez, pero el paisaje es igualmente hermoso. El Tajo no baja tan limpio ni tan claro como cuando Garcilaso de la Vega hablaba de sus arenas de oro y de las ninfas que uno podía encontrarse en un recodo o en un meandro, pero es hermoso igualmente, custodiado por precipicios y una vegetación de variados verdes.
Algún marchador confunde el Tajo con el Ebro. Pobrecico, qué le vamos a hacer. Aunque le indicamos con cariño que no, que esto es el Tajo y la ciudad es Toledo, él erre que erre. Este Cronista piensa que el susodicho, de cuyo nombre no quiero acordarme, se ha ido sin saber si estaba en Toledo, en Zaragoza o en Río de Janeiro. Cuando el ser humano se empecina en el error, no hay manera de sacarle de él.
Por el puente de San Martín entramos a la ciudad: San Juan de los Reyes, la catedral, Zocodover, etc. Los baretos a los que nos lleva Paco (cuidado, sólo Paco, ni medio-bolo ni Miliki, que no me entere yo) es imposible entrar: o están cerrados o están petados. ¿Por qué? ¿Es que le conocen y le vetan? Por fin, nos lleva a una terraza-mirador, con unas vistas magníficas, con la venia del lector, donde tomamos unas cervezas que ni el mismísimo Carlos V probó en su vida. Muy agradable el rato, pero que muy agradable.
La comida la hacemos en un polígono de Illescas, en el restaurante de un recóndito hotel que sólo conoce Paco. Son las 15:30 h aproximadamente. La especialidad del lugar son los arroces. Cada marchador opta por una especialidad diferente: arroz meloso con marisco, arroz con secreto y boletus o arroz a banda. Los entrantes son exquisitos: unas croquetas y una ensaladilla de diseño. Con los arroces no todo el mundo queda tan contento. Los del meloso, mucho; los del secreto, normal; los del a banda, disgustados o cabreados (pretendo ser exacto), especialmente uno, principalmente y con razón, por lo escasa que ha sido su ración. Lo manifiesta con claridad, y nos queda claro a los comensales y a los camareros. Pero, pelillos a la mar, en conjunto comemos de maravilla y lo pasamos "cojonudamente". Entrecomillo porque no procede escribir palabras malsonantes en este blog, pero es que todo estaba "cojonudo" y los postres ni te cuento. Cafeses, chupitos y la cuenta, que tampoco está "nada mal". Un día es un día y la amistad lo merece todo.
Nos separamos: Pedrín lleva a Paco a su domicilio; en su coche van también Nano y Dimas. Los del "otro" volvemos directamente a Leganés, más contentos que unas pascuas, como los del coche de Pedrín, que llorando no se van, sino todo lo contrario.
Hasta aquí puedo contar. Otra salida memorable del Burro Veloz.
Carlos 
Cronista del Burro Veloz

Toledo y el Tajo

domingo, 1 de octubre de 2023

SIETE PICOS Y DUCHA DE LOS ALEMANES

  ¡ VIVA EL BURRO VELOZ !   

NUEVAS CRÓNICAS ASNALES

SIETE PICOS Y DUCHA DE LOS ALEMANES
(Provincia de Madrid)

BREVE CRÓNICA

Asistentes: Vidal, Pedrín, Nano, Juáncar y Carlos.
Recorrido y sucedidos:
Partimos de Leganés en el coche de Carlos (el coche se llama Arturo, por si a alguno le interesa) a las 07:30 h. 
A las 08:30 h aparcamos en el Puerto de Navacerrada y emprendemos la subida a Siete Picos. La pista de esquí está vallada y tenemos que buscar un hueco por donde colarnos para llegar al teleférico y al desvío a Siete Picos.
Con paciencia, tesón y las primeras gotas de sudor, llegamos a la cumbre, donde el paisaje es espectacular: la Bola del Mundo, la Maliciosa, Peñalara, La Granja, la llanura madrileña. Vamos del pico 7.º al pico 1.º. No hay acuerdo sobre el número de los picos, que si 5.º, que si 6.º, que si 4.º: fallan las matemáticas más elementales entre gentes con estudios; de alguno dicen que es ingeniero, pero, sin ánimo de ofender, no lo parece. A lo mejor domina el cálculo infinitesimal y los números imaginarios, pero el día que explicaron del 1 al 10 no fue a clase. El susodicho ingeniero sólo acierta con el pico número 2: se empeña en que el 2 es el 2 y, mal que nos pese, esta vez tiene razón.
Del pico 2.º al pico 1.º (Majalasna) hay una buena tirada, que hay que hacer por "delante" del pico, por detrás habríamos tenido que bajar al Collado Ventoso y tomar la Senda de los Alevines.
Al pie del Majalasna tomamos un breve almuerzo, brindando con un rico Veterano que trae Nano. Nos hacia mucha falta, la verdad.
Bajamos a la pradera del comienzo del Camino Herreros a cañón, habiendo como hay un camino bien señalado, pero el Cronista opta por callar y disfrutar del día. La temperatura es ideal, la luz esplendorosa, el aire puro. No hay pérdida: en bajando, se llega, y llegamos.
Cruzamos la carretera de la República y tomamos el camino que lleva a la Ducha de los Alemanes (el sendero está señalado en los árboles con puntos morados). En este tramo, en un inesperado e infausto momento, Vidal tropieza (¿quién no ha tropezado alguna vez en la vida?) y se pega una buena castaña, ¡pero buena! Lo de menos son los raspones en las manos, en el codo y en la rodilla (rompe el pantalón el pobrecico), sino que se queda como noqueado, distraído, ausente, como diciendo: Virgen Santa, ¿qué me ha pasado? Los ciclistas del Tour de Francia, cuando se caen y se dan un buen porrazo, se quedan así. Al rato Vidal vuelve en sí (en ningún momento pierde la consciencia) y continúa como un jabato. Más adelante tiene unos calambres bestiales en el muslo que le obligan a hacer alguna parada para desengarrotarse, pero tira como un campeón. Este Cronista se quita el sombrero ante él, ¡qué pundonor!
El que va como la seda es el Pedrín, que cada día está más en forma. El título de "Keniata blanco", que se ganó cuando corríamos maratones, lo mantiene y de qué manera.
Comemos en la Ducha de los Alemanes, al pie de la cascada. Un grupo de unos cien coreanos llega en ese momento y miran con ojos golosos la tortilla de patata que nos comemos, tortilla que ha preparado el chef Nano, que no sólo camina, sino que cocina como Arguiñano. El vino que trae Vidal, buenísimo. Ídem del queso del Jefe y el chocolate de Pedrín. No quiere este Cronista que nadie se ofenda por no citar sus aportaciones a la comida común sobre la hierba. El Cronista esta "jodido" (es el único taco de esta crónica, no esperen más) por un implante molar que le han hecho esta misma semana, y come y bebe como un pajarito.
Acabada la ingesta, dejamos a los coreanos hablando coreano y subimos por el Camino Schmid hasta la fuente de la carretera de la República, y continuamos hasta el Collado Ventoso, donde hacemos una parada de un cuarto de hora. Hay que reconocer que la subida tiene bemoles (¡tacos, cero!, recuerden) y que se sube resollando.
Lo que queda es continuar hasta Navacerrada. Aquí damos un poco de vidilla a los montañeros y llega cada uno a su ritmo, disfrutando de la sierra, de sus colores, de sus sonidos, de sus encantos.
En la cafetería de la estatua del montañero, tomamos unas cervezas con limón y un café con hielo. Hay mucho bullicio, mucha gente, muchos moteros, muchos coches. Los madrileños aprovechan este verano otoñal para disfrutar de su sierra. El humor de los andarines del Burro Veloz mejora muchos enteros con la segunda cerveza. Consumida la tercera, se montan en el coche y vuelven a Leganés.
Ha sido otra salida memorable del Burro Veloz. Un gran día. 
Carlos 
Cronista del Burro Veloz

Siete Picos


sábado, 24 de junio de 2023

SUBIDA AL OCEJÓN

 ¡ VIVA EL BURRO VELOZ !   

NUEVAS CRÓNICAS ASNALES

SUBIDA AL OCEJÓN
(Provincia de Guadalajara)

BREVE CRÓNICA
Queridos amigos y lectores del blog del Burro Veloz:
Desde el 27 de junio de 2020, el cronista no había escrito una línea en este blog histórico. 
El Burro Veloz ha evolucionado en estos tres años, adaptándose a las características físicas de los burros veloces, cada vez más viejos y más cojos. Ahora su principal actividad deportiva es la "marcha nórdica". El medio de registro de la crónica semanal es una libreta manuscrita. Pero ayer, volviendo del Ocejón a Leganés, el cronista pensó que ocasionalmente podría volver a escribir en el blog para ampliar la información de la libreta, y así resucitarlo, aunque fuera intermitentemente, lo mismo que Cristo resucitó a Lázaro, que ya olía a muerto y a rayos cuando a Cristo se le saltaron las lágrimas, no sabemos si de la pena o si de la fuerte impresión que recibió su pituitaria cuando abrieron la tumba (Jn 11,35).
Hecha la preceptiva introducción dando explicaciones de la vuelta al blog, vayamos al grano: LA SUBIDA AL MONTE OCEJÓN.
Asistentes: Vidal, Pedrín, Nano, Juáncar y Carlos.
Recorrido y sucedidos:
Partimos de Leganés en el coche de Juáncar a las 06:30 h. Valverde de los Arroyos (Guadalajara) dista 145 km de Leganés. Aunque es hora tempranera, ya es de día. El día promete ser muy caluroso: la pasada noche fue la noche de San Juan. Felicitamos a Juáncar por su "media-onomástica", pues también es Carlos.
A las 08:40 h aparcamos y emprendemos la subida. El pueblo tiene unas cascadas a unos dos kilómetros del centro urbano, pero optamos por verlas a la vuelta.
Hasta la cumbre del Ocejón, una de las montañas más bellas del Sistema Central, de 2.049 m de altitud, hay que caminar unos 6,5 km. Parece moco de pavo, pero no es moco de pavo.
El paisaje es espectacular, con unas formaciones rocosas en forma de muralla o anfiteatro romano realmente bellas. Hay zona de pino repoblado y algo de umbría al comienzo de la subida.
Más o menos por encima de las cascadas hacemos una parada técnica para beber y comer algo. No queremos desfallecimientos ni deshidrataciones en la ruta.
La subida no lo parece, pero es muy exigente e inclinada. "Piano, piano, si arriva lontano", y chun-chun-chun, sin sombra, pero con valor y buen ánimo, llegamos al pie del Ocejoncillo, un monte menor que vive a la sombra de su hermano mayor. Nano sube el Ocejoncillo y baja. Miras hacia arriba, al punto geodésico que señala la cumbre del Ocejón, y te parece estar en las montañas de Mordor, cargando con el anillo de poder. ¿Hasta ahí arriba hay que subir? Sí, hermano, sí. Si hemos llegado hasta aquí, hasta ahí arriba subimos aunque sea a gatas.
Cada uno sube como puede y a las 11:00 h los cinco tocamos cumbre. Sacamos los bocatas y nos deleitamos con la vista panorámica, que es incomparable.
En la cumbre hay más gente, algunos con perros y perras. Todo el mundo se hace fotografías en el hito. 
Hora de bajar.
Pasamos de nuevo junto al Ocejoncillo. El Jefe (o sea, Juáncar) no se resiste y sube él también a la cumbre del Ocejoncillo. No tenemos prisa, pero este "capricho" nos retrasa un poco. Venga, no pasa nada.
Con breves paradas ocasionales para reunirnos, hacemos la bajada de un tirón. Es cuando nos damos cuenta de lo inclinada que es la subida, porque tenemos que tirar de piernas y rodillas, a veces con dolor, para no rendirnos y contemplar el paisaje mientras vamos pensando dónde poner el siguiente pie.
Pasamos junto a uno de los arroyos que forman el riachuelo de la cascada. Algunos se acercan para refrescarse y solazarse con el agua corriente y pura del arroyo.
Seguimos. De lejos, vemos la larga cascada que algo de agua lleva. No se imagine el lector las cataratas del Niágara: sólo cae un hilo de agua saltarín y con estilo.
¡Por fin llegamos a un campo de fútbol de Valverde de los Arroyos!, donde un grupo de niños juegan sobre la hierba.
En la fuente de la plaza nos refrescamos. Si no hubiera gente por allí, habríamos metido pies y piernas sin pudor, y seguramente alguno se habría metido de cuerpo entero, sin nadita de ropa ni nadita tampoco de pudor. El personal cada vez es menos pudoroso, constato.
Nos cambiamos de ropa y vamos a comer al Mesón Despeñalagua, donde tenemos reserva. ¡De las veces que hemos comido mejor! Unos entrantes para compartir y abrir boca: revuelto de morcilla, torreznos (¡pura gloria!) y croquetas de corzo (¡puro manjar de dioses, la besamel parece hecha por querubes!). Los segundos son individuales: cachopos, chuletitas de cordero, entrecotes y costillas asadas. Todo ello regado con dos botellas de tinto de la casa. Los hojaldres de los postres, de primera línea. Acabamos con "cafeses" y licores generosos: aguardientes blancos y "amarillos". ¡Ay, Señor, así serán las mesas de las praderas de los Campos Elíseos!
Buen viaje de vuelta. Alguien se molesta porque se queda profundamente dormido y otro, preguntándole "algo" de buena fe, le despierta. Se dicen bromas y cosas muy graciosas, con un lenguaje ampuloso, que a veces puede parecer ofensivo, como el que usaría Cicerón en el Senado romano in illo tempore.
El Jefe se recorre Leganés y nos deja a cada uno en la puerta de nuestra casa.
A las 19:00 h el personal se quita el sudor y el polvo de camino en la ducha de su cuarto de baño.
Ha sido una salida de campanillas del Burro Veloz. Un gran día. 
Carlos 
Cronista del Burro Veloz