ASISTENTES: Juáncar, Juan de Castro, Caye, Nano, Pedrín y Carlos.
DISTANCIA/TIEMPO: un Cerro El Cuerno, volviendo por los patos, unos 11,5 km, en 56’ 34’’.
TIEMPO ATMOSFÉRICO: ideal; temperatura máxima 21º, temperatura mínima 9º (AEMET).
PORRAS: Juáncar.
ANOTACIONES:
Nuestro amigo Juan de Castro, el «hombre de los mil abdominales», nos ha acompañado como un jabato, aunque siempre se queja de que no está en forma. El ritmo ha sido más suave que ayer, pero tampoco hemos ido pisando huevos y Juan de Castro, a pesar de sus lamentos, no ha reculado en ningún momento.
La noticia triste es que Nano se ha lesionado. En el camino que bordea por fuera el aparcamiento de Polvoranca ha hecho crack, la rodilla se le ha bloqueado en un instante y era incapaz ni de posar el pie. No ha continuado el entrenamiento y se ha vuelto caminando. Deseamos todos que no sea nada, que se recupere cuanto antes. Seamos optimistas, todo quedará en un susto. ¡Ánimo, campeón! Rogaremos de paso a San Cosme y San Damián, santos de Polvoranca, que en su día fueron médicos o farmacéuticos (las crónicas no dejan esto muy claro), y a San Maratonio bendito, patrón de los corredores, que le echen una manita y que guíen las manos del masajista que le saque a Nano del apuro y que, importantísimo, dicho masajista acabe pronto y a Nano no le cueste un riñón la recuperación, que ya se sabe que esa gente es muy ladrona y, por ganar unos euros extras, te lesionan lo que tenías sano, si no que se lo digan al Juáncar, que se curó en seis sesiones en vez de en las veintes que quería su fisio, que le quería desplumar las cuatro perras que gana dándole a la tecla. En resumen, que la vida está muy mal y el dinero nos hace mucha falta, pero, cuidado, que la salud es lo primero y, como dijo el otro, «antes morir que perder la vida».
MARÍA ZAMBRANO (10)
En el ser humano este vacío es metafísico, podría decirse, puesto que nada lo calma. Un vacío activo, que es llamada y tensión. Sólo por el simple hecho de anhelar, el hombre se dispararía al hacer historia, es decir: a ir más allá de aquello que le rodea. Y aún más: a destruir lo que encuentra para sustituirlo por algo diferente, nuevo. Pues que el simple anhelar es por esencia destructor. Por ser algo abstracto, tiende a hacer el vacío allí donde encuentra un lleno, y también por su trascender, pues nada de lo que encuentra le satisface.
(Persona y democracia)
SAN COSME Y SAN DAMIÁN
(ORATE PRO NOBIS)