jueves, 29 de diciembre de 2016

ENTRENAMIENTO N.º 25 Y COMIDA DE NAVIDAD * Temporada 2016/2017

¡BYBA HEL VUDRO BELOD!

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RECUA:  Nano, Juáncar y Carlos.
DISTANCIA/CRONO: unos 10,5 km, en 51' 15'.
TIEMPO ATMOSFÉRICO: soleado y gran pelona: temperatura mínima: -2º; temperatura máxima: 12º (AEMET).
PIENSO Y BEBIDA: Juan de Castro.
COMENTARIO: 
El sábado es 31 de diciembre y algunos iremos a Getafe y otros a Madrid a la carrera de San Silvestre. Hoy hemos hecho el último entrenamiento del año. El día es de esos días de invierno moderadamente fríos, soleados, que invitan a pasear y a que el sol nos dé en la cara mientras cantan los pájaros. La luz sobre las cosas es muy transparente: ilumina, pero no deslumbra. ¿Qué más se puede pedir para entrenar?
Feliz salida y entrada de parte del Burro Veloz, y, de paso, ¡que viva el BurroVeloz!

MIGUEL DE CERVANTES
Buscar querría razones acomodadas, ¡oh Bartolomé!, para darte a entender el error en que estás y la verdadera postura del mundo, para lo cual era menester tomar de muy atrás sus principios.
(Los trabajos de Persiles y Sigismunda)


GRAN COMIDA DE NAVIDAD
DEL
BURRO VELOZ

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Fue una gran comida. El martes, 27 de diciembre de 2016, a las 14:00 h nos tomamos una cervecita en la Fuente Honda y reunimos a seis burros: Juáncar, Pedrín, Dimas, Nano, Antonio y Carlos. Pues sepan que, en viniendo a estas comidas, ustedes se convierten inmediatamente en burros, como Pinocho y sus amigos en la Isla de los Juegos. ¡Qué bien beben la cerveza estos chicos! ¡Qué bien les sienta!
Luego nos fuimos a comer a la plaza de París. En estas llegó Julio, que se ha incorporado por primera vez a estos eventos festivos, sonriente entre sus dos potentes patillas y con un verbo fácil y saltarín. Sea bienvenido. Comimos raciones de pollo, cuchifrito y conejo. Todo muy rico. Como hierba fresca no nos puede faltar, pedimos un par de ensaladas. El personal se decantó por la cerveza, porque el vino que ponen ahí es peleón y cabezón. Los postres y los cafés, estupendos. Y entonces Dimas sacó dos panderetas y nos pusimos a cantar unos villancicos populares. Otros comensales se unieron al cante y la sala entera fue un coro de Navidad de voces roncas y profundas. El tabernero nos invitó a una sidra y le pagamos la cuenta.
En La Invierna nos tomamos unas copas. Algunos le dieron al café irlandés, que de inocente tiene poco: va bien bautizado con whisky y coronado de nata sospechosa. Entonces, por fin, apareció el Peli, gran amigo de Julio. Abrazos, breves excusas, y seguimos con las copas y más villancicos a pandereta pelada. Nos quedaron de maravilla y, de nuevo, recibimos la aprobación de la gente. 
Lo pasamos muy bien, pero lo bueno no dura eternamente y se acaba sin dejarnos nunca saciados.
Sean felices estos días y que el 2017 venga cargado de salud, dinero y amor. No es malo el deseo.

VIVA EL BURRO VELOZ
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