Asistentes, tiempos y orden de llegada:
1.º Nano (43’ 37''), 2.º Juan Carlos (50’ 33''), 3.º Carlos (50’ 50''), 4.º Dimas, (1h 05') 5.º Soraya (1h 7' 47'')
Incidentes-observaciones:
No tenemos palabras para describir aquel infierno. La peor carrera, entrenamiento o simple paseo de nuestra vida. Mucho, mucho frío, lluvia, nieve a grandes copos, barro hasta las orejas, y más frío todavía. Hubo corredores con problemas de hipotermia. En la llegada nadie sentía las manos y los de la organización te desataban los cordones para coger el chip. Nadie esperaba a nadie. Al acabar la gente huía hacia un lugar resguardado y caliente donde sobrevivir. Pero, en fin, ahí está esta edición de las dos leguas en nuestro palmarés. A las generaciones venideras diremos: allí estuvo el Burro Veloz, como quien ha participado en alguna guerra mundial o en la primera expedición al Polo Sur.
Antes de la carrera, Nano y Carlos se resguardaron en la entrada de una iglesia evangelista. El pastor salió y estuvo departiendo con ellos amigablemente. Les confesó que él de joven también había practicado el atletismo. Rogó encarecidamente que no le dejáramos basura en la puerta y, cuando llegó por allí otro corredor a resguardarse, como hiciera ademán de despojarse de alguna prenda de vestir, el pastor exclamó: «¡No quiero aquí hombres en cueros!». Le tranquilizamos y nos despedimos de él, pues la salida era inminente. Si lee esto el pastor, cuyo nombre ignoramos, que reciba nuestro agradecimiento por su sincera hospitalidad.
No hay noticia de gripes, pulmonías ni otros males de los corredores del Burro Veloz, que son -¿quién lo puede dudar a estas alturas?- más duros que las piedras.
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