sábado, 26 de octubre de 2013

ENTRENAMIENTO N.º 13 – Temporada 2013-2014

ASISTENTES: Venancio, Pedrín, Juáncar y Carlos
DISTANCIA/CRONO:  vamos directos al bar.
TIEMPO ATMOSFÉRICO: lluvia suave; temperatura mínima: 12º; temperatura máxima: 19º (AEMET).
DESAYUNO: No corre turno.
COMENTARIO: Ayer tuvo lugar la esperada conejada. Acudimos los siguientes burros: Dimas, Venancio, Ángel el Peli, Pedrín, Juáncar y Carlos. La cosa comenzó con unas Guinness en el Lamber. Una vez reunida toda la gente, fuimos al bar de los conejos, y dimos cuenta de diversas raciones: conejo –¡por supuesto!–, pollo, cochinillo y ¡caracoles! Regamos las viandas con Rioja, lo preferimos al vino peleón de la casa. Nos trajeron de postre un par de barcas, que contenían frutas, helado, flan, etc. El tabernero se acordaba de nuestros cantos la pasada Navidad, y nos invitó a una botellita de sidra. Continuamos en La Invierna, donde dos bellas y amables posaderas nos sirvieron distintas copas o pelotazos, como dice la gente. Dimas se retiró temprano a causa del cansancio acumulado de toda la semana. El resto aguantamos un poco más, pero nos retiramos a una hora prudente.
Esta mañana los corredores han aparecido muy perjudicados: Juáncar, con un dedo hinchado a causa del ácido úrico –casi no podía andar–; el padre Mateos y Carlos con un resacón del 15, pues la mezcla de licores de distinta condición y el copón de coñac que les sirvió la posadera les han pasado factura, ¡amarga factura! Pedrín ha sido la excepción: ha aparecido fresco como una lechuga. En fin, en el bar hemos conversado largo y tendido, porque, aunque el entrenamiento sea corto o se suprima, “nos sobran las palabras”.
NECROLÓGICA: Ha fallecido uno de nuestros cantantes más admirados: MANOLO ESCOBAR. En nuestro repertorio, hay canciones suyas tan bonitas como Los peces en el río, el Porompompero y La minifalda. Como dirían los antiguos, que Dios lo tenga en su gloria.

ITALO CALVINO
Es propio de Diomira que quien llega una noche de septiembre, cuando los días se acortan, las lámparas multicolores se encienden todas juntas sobre las freidurías, y desde una terraza una voz de mujer grita: ¡uh!, se pone a envidiar a los que ahora creen haber vivido ya una noche igual a esta y haber sido aquella vez felices.
(Las ciudades invisibles)

 
MANOLO ESCOBAR
IN MEMÓRIAM

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