sábado, 22 de noviembre de 2008

Training (--) (Santa Cecilia)

No podemos hablar de entrenamientos oficiales. La carrera de mañana, en Jarandilla de la Vera, está condicionando el desarrollo normal de este día. Sabemos que Nano ha salido a las 8 camino de Extremadura y, evidentemente, no es plan ponerse a entrenar a las 6 de la mañana. Pedrín está en el lecho del dolor: aparte de «lo suyo», tiene un fuerte catarro. De Caye y de Dimas no sabemos nada: esperamos que las zapatillas no hayan descansado. Juáncar y Carlos han quedado a las 8 –viven muy cerca uno del otro- y han rodado 58 minutos por las Polvorancas, como entrenamiento precompetición. Luego han estirado y han hablado un poquito en el Café de Quique (con un cruasán por medio). Sin demorarse se han ido a su casa. Carlos y familia han llegado a Jarandilla a las 14 h. El Juáncar y los suyos se han presentado hacia las 18 h.

Manda la tradición que el día anterior a esta carrera los corredores y sus acompañantes vayan a recoger los dorsales y den un paseo por este hermoso pueblo de La Vera (Cáceres). Así se ha hecho. Y después no ha faltado un café con leche en la cafetería del Parador (muchos han sustituido el café por una cervezorra) y unos vinos de pitarra en la taberna llamada «Pura Parió». Con algún esfuerzo por mantener la verticalidad y la línea recta en los andares, han llegado a la casa de los padres de Gema y Teresa, donde nos hemos alojado todos, disfrutando de una hospitalidad insuperable. Les enviamos nuestro más sincero agradecimiento.

Terminada la cena (unas exquisitas albóndigas con patatas, más fruta de la tierra), los corredores han jugado una «cuatrola». Parejas: Nano y José (padre de Gema y Teresa); Juáncar y Carlos. El Juáncar y el Carlos han ganado la primera ronda; en la segunda ha habido que llegar a desempatar un 19-19 en la última partida. Y ahí han perdido, pero con mucha honra. No salía nadie de su asombro al ver a Juáncar cargar una jugada perdida con un as de espadas, lanzado con ganas y con golpe en la mesa. ¡Misterium fidei! Después, todo el mundo a la camita.

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