sábado, 12 de septiembre de 2009

Entrenamiento n.º 4 (San Leoncio)

Asistentes: Nano y Carlos.
Distancia/tiempo: ir al Lago, vuelta sin cuestas, volver por San Dimas y el Puente Cimbreante, unos 9 km., en 44’ 53’’.
Porras: NO CORRE TURNO.
Anotaciones:
Parece ser que la infancia en Moguer de Juan Ramón Jiménez transcurrió por viñas, olivares, pinares, huertos y corrales. La infancia de un niño rico de pueblo, disfrutando de lo bueno del campo pero apartado de las incomodidades y trabajos del niño pobre, del “niño yuntero” del poema de Miguel Hernández. Eso no resta un ápice al valor de su obra literaria. ¡Si a todos los ricos les diera por escribir bellos libros como “Platero”! Darwin también era rico, ergo, ¡si a todos los ricos les diera por investigar y escribir libros de ciencia! En fin, sigamos con “Platero”:

PLATERO Y YO (4)

LA PÚA

Entrando en la dehesa de los Caballos, Platero ha comenzado a cojear. Me he echado al suelo…
-Pero, hombre, ¿qué te pasa?
Platero ha dejado la mano derecha un poco levantada, mostrando la ranilla, sin fuerza y sin peso, sin tocar casi con el casco la arena ardiente del camino.
Con una solicitud mayor, sin duda, que la del viejo Darbón, su médico, le he doblado la mano y le he mirado la ranilla roja. Una púa larga y verde, de naranjo sano, está clavada en ella como un redondo puñalillo de esmeralda. (Continuará)

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