sábado, 7 de noviembre de 2009

Entrenamiento n.º 17 (San Ernesto)

Asistentes: Juáncar, Caye, Pedrín y Carlos.
Distancia/tiempo: Unos 10,5 kilómetros, en 53’ 41’’, vuelta al Parque por fuera y volver por San Cayetano y la cuesta de la Renfe.
Porras: Juan Carlos.
Tiempo atmostérico: Nublado, T. máx. 15º, T. mín. 11º ( AEMET).
Anotaciones:
Malas noticias: Nano tiene una lesión en la rodilla y está con muletas. ¡Tranquilo, campeón, que no va a ser nada! ¡En unas semanas nos estás dando “pal pelo” otra vez!
Buenas noticias: Susana ha aprobado el carnet de conducir. ¡Enhorabuena a ella y a toda la familia! ¡Felicidades, Pedrín!
El guarda que mata al perro sarnoso tiene remordimientos en Platero y yo. El remordimiento es un sentimiento humano que, si sigue a una mala acción, puede ser positivo, en el sentido de que el sujeto que ha obrado mal no reitera el yerro. Pero hay personas que no conocen ese sentimiento, que se empecinan en el error, en “mantenella y no enmendalla”, que siempre intepretan la realidad y sus malas acciones a su conveniencia. ¡Cuidado con ellos!

PLATERO Y YO (19)

EL PERRO SARNOSO (2.ª parte)

Platero miraba al perro fijamente, erguida la cabeza. Diana, temerosa, andaba escondiéndose de uno en otro. El guarda, arrepentido quizás, daba largas razones no sabía a quién, indignándose sin poder, queriendo acallar su remordimiento. Un velo parecía enlutecer el sol; un velo grande, como el velo pequeñito que nubló el sano ojo del perro asesinado.
Abatidos por el viento del mar, los eucaliptos lloraban, más reciamente cada vez hacia la tormenta, en el hondo silencio aplastante que la siesta tenía por el campo aún de oro, sobre el perro muerto. (Fin)

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