jueves, 24 de diciembre de 2009

Entrenamiento n.º 30 (Santa Irminia – Víspera de Navidad)

Asistentes: Caye, Venancio, Pedrín, Juáncar, Dimas, Nano y Carlos.
Distancia/tiempo: Unos 8 km., en 39’ 53’’.
Porras: Juáncar.
Tiempo atmosférico: Llueve a cántaros, T. máx. 10º, T. mín. 5º (AEMET).
Anotaciones:
Dimas hoy ha cambiado de traje, ha dejado el de general romano y ha tomado el del capitán Ahab, gobernante del barco ballenero Pequod, que persigue a Moby-Dick por mares y océanos, haciendo pasar a su marinería por mil y una penalidades. Nos ha llevado a Polvoranca en mitad de una lluvia torrencial que nos ha calado hasta los huesos. Ha dicho al terminar: “A pesar de los pesares, he preferido entrenar a no entrenar”. Nadie se ha quejado, todo hay que decirlo. ¡Esa es la filosofía del burro veloz!
En Platero y yo la burra se defiende de un destino que no le gusta. Es triste su vida, es miserable, es cruel. Aunque sea Navidad, no nos queda más remedio que anotar la tercera parte de este capítulo. ¡Para que luego digan que este es un libro para niños! No obstante, y con permiso de la pobre burra, FELIZ NAVIDAD.

PLATERO Y YO (34)

LECHE DE BURRA (3.ª parte)

No quería la pobre burra vieja más advientos, y se defendía del destino vertiendo en lo infecundo de la tierra, como Omán, la dádiva de algún burro desahogado… El ciego, que vive su oscura vida vendiendo a los viejos por un cuarto, o por una promesa, dos dedos del néctar de los burrillos, quería que la burra retuviese, de pie, el don fecundo, causa de su dulce medicina.
Y ahí está la burra, rascando su miseria en los hierros de la ventana, farmacia miserable, para todo otro invierno, de viejos fumadores, tísicos y borrachos. (Fin)

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